Las redes sociales a nivel mundial se han convertido en una plataforma perfecta para la difusión de discusiones, desinformación y mentiras, influyendo de forma relevante en procesos democráticos como elecciones y plebiscitos. ¿Te imaginas una cuenta de Twitter que publique más de 500 veces en un mes? A aquellas se les identifica como “anómalas” dado que no es un comportamiento común –hay estudios que indican que un usuario activo escribe en promedio 138 tuits en 30 días–, y muchas de ellas son las que contribuyen a la propagación de contenidos dañinos para el objetivo de lograr una sociedad informada. Ha pasado en otros países, y ahora ocurre en Chile con el proceso constituyente. El estudio “La red social Twitter y el proceso constituyente: el caso de las cuentas anómalas”, elaborado en conjunto por Fundación Interpreta y la Plataforma Contexto encontró al menos 1.036 usuarios anómalos, un 96% de ellos ligados a la opción Rechazo. ¿Cómo se mueve su mensaje y a qué hace referencia? Revísalo en el siguiente reportaje.
Con aquellos antecedentes, la Fundación Interpreta junto a Plataforma Contexto realizaron un informe donde se evidencian los resultados de un estudio exhaustivo del comportamiento de diferentes cuentas en Twitter respecto al proceso constituyente, el Apruebo y el Rechazo. ¿Qué ocurre con las cuentas anómalas? ¿Cómo influyen en el debate público y qué efectos pueden tener sobre los procesos democráticos? El detalle a continuación.
La ventaja del Rechazo
¿Qué se hablaba durante aquellos días y quiénes lideraban la conversación? A través de la aplicación Brandwatch se identificó una serie de hashtags que dan luces de cómo transcurrió el debate: en esas tres fechas, hubo casi 2 millones de menciones realizadas por 125 mil usuarios únicos (es decir, descontando los retuits). Sin embargo, la proporción de comentarios entre ambas opciones no es equitativa.
De un total de 1.950.669 menciones originales, un 73% utiliza y posiciona hashtags asociados al Rechazo, mientras que sólo un 27% corresponde a tendencias asociadas al Apruebo, tendencia que ha ocurrido de forma casi idéntica en el último año, a excepción del 26 de abril, único día en que quienes estar a favor de una nueva Constitución superaron las menciones de quienes están en contra, y por pequeño margen.
Sin embargo, cuando se analiza el número de autores que realizan publicaciones originales, la brecha se acorta y el resultado se invierte: de un total de 148.775 usuarios originales que utilizan los diferentes hashtags, un 57% corresponden al Apruebo y un 43% al Rechazo. Asimismo, el Apruebo supera en volumen de conversación al Rechazo en muchas más fechas que las del gráfico anterior.
Alerta de cuenta anómala
Es decir, un 96% de las publicaciones utilizan los hashtags asociados al Rechazo, mientras que sólo un 4% lo hace con los del Apruebo.
Asimismo, el análisis da cuenta de que aquellos usuarios “tienen una influencia importante sobre el debate político que se da en esta red social, posicionan hashtags asociados mayoritariamente a la opción Rechazo e inclinan la balanza de la discusión (de la red) hacia esta opción”.
“Lo que buscan estas verdaderas ‘cyber tropas’ es polarizar, generar comunidades con cuentas falsas y, de alguna manera, generar un clima polar. ‘Estás conmigo o estás contra mí, por lo tanto atente a las consecuencias de estar contra mí, porque te vamos a tirar basura’. Esa es la lógica. Ha pasado con harta gente que incluso ha sido amenazada de muerte, en algunos casos. Un plebiscito con dos opciones se presta para la polarización”, indica el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno.
“El uso de cuentas automatizadas (léase bots) en política es parte del arsenal de herramientas de las campañas electorales. Su uso ha sido ampliamente documentado en EE.UU., Reino Unido, Brasil, etc. Es evidente que en Chile, con el plebiscito ad portas, van a estar presentes. Su objetivo es influenciar a potenciales votantes para que se comporten de una manera particular, favorable a la campaña que las crea y promociona, ya sea favoreciendo una postura, criticando otra, movilizando a unos, desmovilizando a otros, muchas veces por la vía de la desinformación, la demonización de grupos y preferencias políticas alternativas. En ese sentido, claramente distorsionan la expresión política en redes sociales, y dificultan el legítimo contraste de posiciones. Es difícil determinar si una cuenta “anómala” es o no bot”, argumenta el Director de Investigación y Director de Publicaciones de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Sebastián Valenzuela.
¿Qué tipo de información es la que están promoviendo a través de sus hashtags? En el siguiente gráfico de racimo se pueden apreciar las palabras más asociadas entre sí, utilizadas por los partidarios de cada campaña.

El gráfico demuestra que los usuarios de cada opción tienen una serie de palabras recurrentes en su discurso, algo completamente esperable, según señala el profesor de Discurso Corporativo y Semiología de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Pablo Matus: “La premisa de un discurso político –el de todos, no el de los partidos– es que tienen palabras clave cuyos significados están mucho más cargados, que es mucho más valioso para nosotros. Es a lo que normalmente uno aspira: nuestros cerebros activan rutas de pensamiento que sostienen materialmente esas ideas fuerza en nuestra mente. Por eso es que hay conceptos más recurrentes. La investigación ha demostrado que la forma de instalar esas ideas es repitiéndolas”.
Sin embargo, tal como se indicó anteriormente, la mayor cantidad de cuentas anómalas se asocian a partidarios del Rechazo. ¿Cuáles son los conceptos y frases que han promovido a lo largo de este año?
Si bien hay conceptos utilizados de manera transversal en la red por todo tipo de cuentas, hay otros que destacan y alertan acerca de su preocupación.
“El vocabulario y el lenguaje efectivamente construyen realidades, instalan un ambiente. Lo que pasó durante el fin de semana –desmanes y quema de iglesias luego de las manifestaciones en Plaza Baquedano por la conmemoración del 18 de octubre de 2019–, inevitablemente nos hace pensar en violencia, y son palabras que salen en el discurso público. Pero lo terrible es que a veces sin mayor motivación usamos esas palabras y, lo que dice mucha investigación, es que al construir una realidad desde ciertos marcos, empezamos a verla para siempre. Es muy difícil hoy día disociar la idea de violencia de la idea de manifestación, incluso cuando los datos muestran que no todas las manifestaciones son violentas. Es una lástima que cualquiera de los bandos recurra a palabras que tienen una significación, tanto denotativa como connotativa, que pueda ser mala para la democracia”, señala Matus.
“El Rechazo ha hecho uso muy intensivo de esto y ha recurrido a los bots y a los trolls, que son parte de este mundo en donde interactúan ciudadanos comunes que son honestos y tienen opinión con el universo de fake news y discursos de odio que se han encargado de desarrollar. Lo que sí, la evidencia muestra, además, que la estrategia de redes sociales y especialmente Twitter, es efectiva cuando hay una elección reñida, cuando son cuatro o cinco puntos de diferencia entre una y otra opción. Este no es el caso. A pesar de todo el esfuerzo que ha habido de colonizar este territorio digital, la verdad es que la evidencia internacional muestra que la efectividad que puedan tener las redes, el impacto que pueden tener, es cuando hay una elección estrecha, que no sería el caso”, dice Moreno.
¿Quiénes son?
Quiénes están detrás de las cuentas anómalas –cuando son anónimas– es casi imposible de saber, dado que la plataforma no entrega mayor información acerca de los datos personales de quienes inscriben el usuario, pero sí se pueden identificar sus nombres. El informe destaca a figuras como el exministro de Mideplan durante la dictadura de Augusto Pinochet, Sergio Melnick, o usuarios como @FridaSikhalo, quien en su autobiografía se define como “anticomunista”; @Coquiangelica, quien se describe como nacionalista y pro vida; @RBerasain quien se define como republicano y libertario; o @Ceciliamemory, quien hace alusión a la libertad. Cada uno suma miles de seguidores que, a su vez, tienen redes con otros tantos millares, articulando una plataforma de amplificación, una caja de resonancia.
“La propaganda computacional toma muchas formas: redes de cuentas de Twitter altamente automatizadas; usuarios falsos en Facebook, YouTube e Instagram; chatbots en Tinder, Snapchat y Reddit. A menudo, las personas que ejecutan estas campañas encuentran formas de jugar con los algoritmos que utilizan las plataformas de redes sociales para distribuir noticias. Hacerlo generalmente significa romper los términos de servicio de las plataformas, violar las normas de la comunidad y usar las plataformas de maneras que sus diseñadores no pretendían. También puede significar infringir las pautas electorales, las regulaciones de privacidad o las reglas de protección al consumidor”, indica Valenzuela.
En estas cuentas también hay un patrón asociado a las palabras y tendencias que más utilizan para autodefinirse, darse a conocer y promover su visión:

El estudio concluye que un 24,4% de los hashtags proviene de cuentas anómalas, lo que les permitió “intuir la existencia de una estrategia política que busca copar el espacio con trending topics en vez de proponer la discusión de contenidos políticos relevantes para el proceso en la agenda”.
Incluso se pueden identificar los “emojis” más utilizados:

Independiente de cuál sea su origen, sí tiene un efecto en la forma en la que se conduce la discusión, como señala Sebastián Valenzuela: “Distorsionan porque tanto los actores políticos como los ciudadanos, en la medida que usan como insumo para sus decisiones el contenido que ven en redes sociales, pueden tomar decisiones diferentes por la influencia de la propaganda computacional ilegítima”.
Ahora bien, que estas cuentas tengan llegada hacia otros usuarios también se explica por la amplificación que otras personas puedan darle.